Portada del libro
El autor, Francisco Castillo
En la mañana del 13 de febrero de 2005 los televidentes españoles quedaron boquiabiertos al ver por televisión dos figuras moviéndose en una de las plantas del rascacielos Windsor mientras éste era devorado por las llamas. Aquellas personas no trataban de huir, no pedían ayuda, se encontraban ocho pisos más abajo del foco del incendio y parecía que se desplazaban de forma tranquila, segura… y que buscaban algo.
Así arranca –tras un preámbulo que se detiene en el atentado de ETA contra el almirante Carrero Blanco en 1973- la primera novela del cordobés Francisco Castillo “Cazar al Capricornio” (Ed. De librum tremens), y desde esas primeras páginas el misterio está servido. La novela es quizás la primera del género de espías que se desarrolla en el presente reciente de nuestro país, y el autor, fruto de una concienzuda documentación, demuestra conocer al dedillo la estructura y organización del CNI (Centro Nacional de Inteligencia) conocido entre los especialistas por La Casa.
El argumento nos presenta a un agente de los servicios secretos españoles, Antonio Alba, inmerso en una misión estresante en la que ha de contrarrestar a los espías tanto de potencias rivales como Libia y Corea del Norte, como aliadas, Estados Unidos y Reino Unido. Dicha misión le obliga a intentar encontrar antes que los demás precisamente aquello que pretendidamente buscaban las misteriosas figuras en el interior del edificio Windsor. Otros personajes, como Eva “La lista”, el coronel Pons, o Isak Bala, van conformando una especie de tela de araña sin solución de continuidad cuya actuación se asemeja a una secuencia encadenada de planos al estilo cinematográfico imbuida de situaciones personales escabrosas o inconfesables, intereses, ambiciones y también lealtades poco imaginables en el mundo del espionaje.
La historia de Francisco Castillo cuenta con un plus, la credibilidad. El autor, profesor de Historia en Bujalance, nos introduce de tal manera en la vorágine de “Cazar al Capricornio” que todos sus argumentos los damos por ciertos sin chistar. Acción trepidante de ex gerrilleros albanokosovares, el proyecto español de contar con un sistema aeroespacial propio, las implicaciones mundiales del acceso al arma nuclear, que quizás es más fácil de lo que pensamos, y una sensatamente explicada espiral de relaciones personales y profesionales de los protagonistas conforman el corpus de esta inusual historia de espías españoles. El libro ya anda por su segunda edición a pesar de su escaso eco publicitario, lo que avala el eco obtenido entre los lectores.
Francisco Castillo nos ofrece –y es muy de agradecer- numerosos análisis histórico-políticos que nos ayudan a entender el porqué de las implicaciones del caso. Sus teorías son absolutamente razonables y ayudarán al lector a centrarse en una historia auténticamente recomendable.